Carácter épico de las escenas de boxeo en contraste con la mezquindad y el absurdo de los episodios en la vida privada del protagonista (De Niro/JakeLa Motta). Pero ambos ámbitos, el titánico y el irrisorio, se complementan. Fuera del ring — dentro del marco social pre-establecido– Jake es una bestia humana más, condenada a soportar una existencia frustrada, vulgar y autodestructiva.
Son escenas donde se proyecta lo banal y lo mezquino del alma de Jake y la devastante marca que su carácter hosco imprime sobre su entorno (esposa, hijos, hermano, relaciones sociales).
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Pero en el ring, entre las 4 esquinas, rodeado de la multitud (mero entretenimiento) y solo ante su adversario, Jake se redime de su humanidad escamoteada.
Como bien se ha dicho sobre estas escenas, Jake no se enfrenta a rivales deportivos, sino a sus propios demonios personificados en oponentes a derrotar, destruir, desfigurar a fuerza de puñetazos y visceralidad encausada.